
LA IGLESIA EN EL LIBRO DE LOS HECHOS
¿Podemos saber realmente lo que creía y practicaba la iglesia en los Hechos? Me asombré de ver que había miles de sitios en la web sobre el tema ‘iglesia bíblica.’ Esto demuestra el gran interés que existe en lo que la iglesia primitiva creía y practicaba. Curiosamente, después de ver un buen número de sitios, eran muy pocos los que de alguna manera se acercaban a describir esas creencias y prácticas fundamentales. ¿Importa acaso lo que la iglesia apostólica creía y practicaba? Si tú eres de los que sí creen que importa, te invito a examinar las siguientes escrituras para hallar la respuesta a estas tres preguntas:
1. ¿Qué creía la iglesia primitiva acerca de Dios?
2. ¿Qué creía la iglesia primitiva acerca de Jesús (Yeshua)?
3. ¿Cuáles eran las creencias y la práctica de la iglesia primitiva tocante al reino de Dios y la entrada en ese reino?*
*En este sentido, ¿Cuál era la práctica de la iglesia referente al arrepentimiento, el bautismo en agua y la recepción del espíritu santo?
Tanto Jesús como también sus discípulos se expresaban con sencillez y claridad. Fácilmente podemos descubrir la verdad. Desafortunadamente encontré muchas cosas escritas que parecían ser un intento por desestimar el significado obvio y claro de las declaraciones de Jesús y sus seguidores. Déjame compartir lo que he descubierto.
La preocupación primordial de la iglesia primitiva era el rei-no de Dios. Esta frase se encuentra casi 70 veces en el Nuevo Testamento. En Romanos 14,17 Pablo define ese reino con estas palabras, “el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” Los dos versículos a continuación definen claramente las creencias esenciales de la iglesia apostólica para entrar en el reino de Dios:
1. De la oración de Jesús al Padre en Juan 17,3, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshua el mesías, a quien has enviado.”
2. La respuesta de Pedro a la pregunta de la multitud en el día de Pentecostés, “¿Qué haremos? Hechos 2:38 “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Conocer al Padre, el único Dios verdadero y a su hijo, el mesías, el señor Jesús es el corazón y fundamento del la iglesia. Esta fue la confesión de Pedro en Mateo 16,16, “Tu eres el mesías, el hijo del Dios viviente.” Pedro comprendió que Jesús era el mesías, el hijo del Dios viviente. También comprendió que el Padre sólo era el Dios viviente. Jesús dijo que sobre este fundamento edificaría su iglesia.
La predicación de Pedro en el día de Pentecostés confirma esto. En Hechos 2,22-24 leemos, “22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.” En los versos 32 y 33 dice Pedro, “32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. “ Luego en el versículo 36 dice, “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Mesías.
La multitud que se juntó en Jerusalén ese día, al escuchar estas palabras se sintió profundamente afligida y preguntó, “Varo-nes hermanos, ¿Qué haremos?” La respuesta de Pedro en Hechos 2:38 describe la entrada en el reino de Dios, de la manera en que se practicaba en todo el libro de los Hechos y en el resto del Nuevo Testamento: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” El versículo 39 hace claro que esto es para todos hasta el día de hoy, “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
Una lectura imparcial de los Hechos de los Apóstoles demuestra claramente que los dos versículos citados al comienzo de este artículo representan el fundamento de la iglesia primitiva. Predicaban el arrepentimiento y el reino de Dios por todas partes. Cada vez que se habla del bautismo (la sumersión en agua), se hace en el nombre Jesús el mesías. (Es interesante notar que en el 4º siglo Eusebio cita Mateo 28:19 de la manera siguiente 21ª veces: - Id y haced discípulos de todas las naciones en mi nombre.– El Shem Tov Mateo Hebreo reza, - 19 Id 20 y enseñadlos a llevar a cabo por siembre todo lo que os he enseñado.- Por esto, un buen número de eruditos cree que las palabras, “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, que los apóstoles jamás pronunciaron, fueron añadidas en el tiempo de Constantino.)
Luego hay ejemplos suficientes de la recepción del espíritu en los Hechos para que podamos saber que esperar cuando recibimos el espíritu hoy. La iglesia en el tiempo de los apóstoles no hubiera comprendido nuestras discusiones modernas sobre la regeneración bautismal. ¿Puede el bautismo por sí sólo salvar a alguien? La respuesta nos es clara. Por otra parte el mandato a todos es también claro, “Arrepentíos, y bautícese (sumérjase) cada uno de vosotros en el nombre de Yeshua (Jesús) el mesías para perdón de los pecados.” Eso no requiere ninguna explicación. Es clarísimo.
Juan 17:3 es también una palabra clarísima: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshua el mesías, a quien has enviado.” El Padre es el único Dios verdadero. Él envió a Jesús, el mesías. Conocer y amar al padre como al único Dios verdadero y conocer y amar al hijo de Dios, el hombre Yeshua (Jesús), el mesías, es la vida eterna. Todo el resto de la biblia en relación con la naturaleza de Dios y de su hijo debería de ser interpretado a la luz de esta clara declaración de Jesús. Hechos 2,38 y 39 son igualmente claros: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Con Juan 17,3 como fundamento, debemos arrepentirnos y ser sumergidos (bautizados) en el nombre de Yeshua (Jesús) el mesías para remisión o perdón de nuestros pecados. Luego es de esperarse que recibamos el espíritu santo de un modo que refleja las recepciones del espíritu descritas en el libro de los Hechos.
A continuación, citaré unos pasajes de escritura para demostrar que estos son realmente las creencias y prácticas fundamentales de la iglesia primitiva. Ni Pedro, ni los demás apóstoles hubieran comprendido nuestros credos trinitarios, modalistas (unicidad) y arianos. Hay otros aspectos importantes de la iglesia apostólica de los cuales no he hablado, como por ejemplo la comunión, la enseñanza, la oración y el ofrendar. No obstante, sin el claro fundamento de Juan 17:3 (y Mateo 16:16) y Hechos 2:38-39, no tendríamos nada. La oración y la pasión de mi corazón es que esta simple fe sea restaurada por el mundo entero. Si es también tu deseo, me encantaría tener noticias tuyas. Sobre todo, me gustaría saber de grupos e iglesias que se están levantando sobre este fundamento.
Las escrituras siguientes corroboran aún más estas conclusiones. Si piensas que hemos pasado por alto alguna cosa o nos hemos errado en algo, dínoslo con confianza.
Hechos 3:11-23 11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón. 12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? 13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. 14 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, 15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. 16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.
17 Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. 18 Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. 19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 20 y él envíe a Jesús el mesías, que os fue antes anunciado; 21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. 22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; 23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.
Hechos 7:55-56 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.
Hechos 8:14-17 14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.
Acts 10:34-48 34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. 36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. 40 A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.
44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. 46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.
47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? 48 Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
Hechos 19:1-7 1 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, 2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. 3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. 4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. 5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. 7 Eran por todos unos doce hombres.
Hechos 22:6-16 6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.
11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. 12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. (En Hechos 9:17 “Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.)
14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.
En resumen, la iglesia apostólica hablaba del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de nuestros padres, que glorificó a su siervo, Jesús; el Dios que levantó a Jesús de los muertos. Jesús es él que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos, y ahora está a la diestra de Dios. Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y él anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. En el Pentecostés Pedro exclamó, “a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Mesías.” Estas declaraciones bíblicas son fáciles de comprender. Dios ha hecho a Jesús tanto Señor como Mesías. El hecho de que Dios lo levantó de los muertos lo confirma.
Que Yeshua, a quien Yahvé (Jehová) resucitó, es el ungido especial de Dios, es el corazón del mensaje de la iglesia primitiva. Todos los que aceptan esto son llamados a arrepentirse, hacerse bautizar en el nombre de Jesús y recibir de forma consciente el don del espíritu santo. El arrepentimiento, el bautismo en el nombre de Jesús y la recepción del espíritu santo, con las señales enumeradas en Hechos 2, 10 y 19, era la norma. Hacer esto nos da la esperanza viva con gozo inefable y lleno de gloria de que Pedro habla en su primera epístola.
Los discípulos no modificaron en absoluto la creencia judía en el Dios único y verdadero, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Más adelante en sus cartas lo describen como el Dios y padre de nuestro señor Jesucristo. Trabajemos y oremos por una restauración de este fundamento en toda la tierra.
¡Qué Dios te bendiga! Con gusto atenderé a cualquier duda o pregunta. Descubrir de nuevo estas creencias y prácticas básicas de la iglesia primitiva y proclamarlas con valor bien podría producir un avivamiento. Con la ayuda de Dios, estamos dispuestos a enseñar y predicar estas verdades dondequiera. Mi teléfono es (1) 619-368-3206. Mi correo electrónico:
wmcareyclark@gmail.com
Guillermo Carey Clark - Septiembre, 2016
Springfield, TN - USA
La oración de Jesús al Padre: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshua el mesías, a quien has enviado.” Juan 3,17
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre... 1 Timoteo 2,5
¿Podemos saber realmente lo que creía y practicaba la iglesia en los Hechos? Me asombré de ver que había miles de sitios en la web sobre el tema ‘iglesia bíblica.’ Esto demuestra el gran interés que existe en lo que la iglesia primitiva creía y practicaba. Curiosamente, después de ver un buen número de sitios, eran muy pocos los que de alguna manera se acercaban a describir esas creencias y prácticas fundamentales. ¿Importa acaso lo que la iglesia apostólica creía y practicaba? Si tú eres de los que sí creen que importa, te invito a examinar las siguientes escrituras para hallar la respuesta a estas tres preguntas:
1. ¿Qué creía la iglesia primitiva acerca de Dios?
2. ¿Qué creía la iglesia primitiva acerca de Jesús (Yeshua)?
3. ¿Cuáles eran las creencias y la práctica de la iglesia primitiva tocante al reino de Dios y la entrada en ese reino?*
*En este sentido, ¿Cuál era la práctica de la iglesia referente al arrepentimiento, el bautismo en agua y la recepción del espíritu santo?
Tanto Jesús como también sus discípulos se expresaban con sencillez y claridad. Fácilmente podemos descubrir la verdad. Desafortunadamente encontré muchas cosas escritas que parecían ser un intento por desestimar el significado obvio y claro de las declaraciones de Jesús y sus seguidores. Déjame compartir lo que he descubierto.
La preocupación primordial de la iglesia primitiva era el rei-no de Dios. Esta frase se encuentra casi 70 veces en el Nuevo Testamento. En Romanos 14,17 Pablo define ese reino con estas palabras, “el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” Los dos versículos a continuación definen claramente las creencias esenciales de la iglesia apostólica para entrar en el reino de Dios:
1. De la oración de Jesús al Padre en Juan 17,3, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshua el mesías, a quien has enviado.”
2. La respuesta de Pedro a la pregunta de la multitud en el día de Pentecostés, “¿Qué haremos? Hechos 2:38 “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.”
Conocer al Padre, el único Dios verdadero y a su hijo, el mesías, el señor Jesús es el corazón y fundamento del la iglesia. Esta fue la confesión de Pedro en Mateo 16,16, “Tu eres el mesías, el hijo del Dios viviente.” Pedro comprendió que Jesús era el mesías, el hijo del Dios viviente. También comprendió que el Padre sólo era el Dios viviente. Jesús dijo que sobre este fundamento edificaría su iglesia.
La predicación de Pedro en el día de Pentecostés confirma esto. En Hechos 2,22-24 leemos, “22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.” En los versos 32 y 33 dice Pedro, “32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. “ Luego en el versículo 36 dice, “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Mesías.
La multitud que se juntó en Jerusalén ese día, al escuchar estas palabras se sintió profundamente afligida y preguntó, “Varo-nes hermanos, ¿Qué haremos?” La respuesta de Pedro en Hechos 2:38 describe la entrada en el reino de Dios, de la manera en que se practicaba en todo el libro de los Hechos y en el resto del Nuevo Testamento: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” El versículo 39 hace claro que esto es para todos hasta el día de hoy, “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
Una lectura imparcial de los Hechos de los Apóstoles demuestra claramente que los dos versículos citados al comienzo de este artículo representan el fundamento de la iglesia primitiva. Predicaban el arrepentimiento y el reino de Dios por todas partes. Cada vez que se habla del bautismo (la sumersión en agua), se hace en el nombre Jesús el mesías. (Es interesante notar que en el 4º siglo Eusebio cita Mateo 28:19 de la manera siguiente 21ª veces: - Id y haced discípulos de todas las naciones en mi nombre.– El Shem Tov Mateo Hebreo reza, - 19 Id 20 y enseñadlos a llevar a cabo por siembre todo lo que os he enseñado.- Por esto, un buen número de eruditos cree que las palabras, “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, que los apóstoles jamás pronunciaron, fueron añadidas en el tiempo de Constantino.)
Luego hay ejemplos suficientes de la recepción del espíritu en los Hechos para que podamos saber que esperar cuando recibimos el espíritu hoy. La iglesia en el tiempo de los apóstoles no hubiera comprendido nuestras discusiones modernas sobre la regeneración bautismal. ¿Puede el bautismo por sí sólo salvar a alguien? La respuesta nos es clara. Por otra parte el mandato a todos es también claro, “Arrepentíos, y bautícese (sumérjase) cada uno de vosotros en el nombre de Yeshua (Jesús) el mesías para perdón de los pecados.” Eso no requiere ninguna explicación. Es clarísimo.
Juan 17:3 es también una palabra clarísima: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshua el mesías, a quien has enviado.” El Padre es el único Dios verdadero. Él envió a Jesús, el mesías. Conocer y amar al padre como al único Dios verdadero y conocer y amar al hijo de Dios, el hombre Yeshua (Jesús), el mesías, es la vida eterna. Todo el resto de la biblia en relación con la naturaleza de Dios y de su hijo debería de ser interpretado a la luz de esta clara declaración de Jesús. Hechos 2,38 y 39 son igualmente claros: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Con Juan 17,3 como fundamento, debemos arrepentirnos y ser sumergidos (bautizados) en el nombre de Yeshua (Jesús) el mesías para remisión o perdón de nuestros pecados. Luego es de esperarse que recibamos el espíritu santo de un modo que refleja las recepciones del espíritu descritas en el libro de los Hechos.
A continuación, citaré unos pasajes de escritura para demostrar que estos son realmente las creencias y prácticas fundamentales de la iglesia primitiva. Ni Pedro, ni los demás apóstoles hubieran comprendido nuestros credos trinitarios, modalistas (unicidad) y arianos. Hay otros aspectos importantes de la iglesia apostólica de los cuales no he hablado, como por ejemplo la comunión, la enseñanza, la oración y el ofrendar. No obstante, sin el claro fundamento de Juan 17:3 (y Mateo 16:16) y Hechos 2:38-39, no tendríamos nada. La oración y la pasión de mi corazón es que esta simple fe sea restaurada por el mundo entero. Si es también tu deseo, me encantaría tener noticias tuyas. Sobre todo, me gustaría saber de grupos e iglesias que se están levantando sobre este fundamento.
Las escrituras siguientes corroboran aún más estas conclusiones. Si piensas que hemos pasado por alto alguna cosa o nos hemos errado en algo, dínoslo con confianza.
Hechos 3:11-23 11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón. 12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? 13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. 14 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, 15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. 16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.
17 Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. 18 Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. 19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 20 y él envíe a Jesús el mesías, que os fue antes anunciado; 21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. 22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; 23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.
Hechos 7:55-56 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.
Hechos 8:14-17 14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.
Acts 10:34-48 34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, 35 sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia. 36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. 37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
39 Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. 40 A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; 41 no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.
44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. 46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.
47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? 48 Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
Hechos 19:1-7 1 Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, 2 les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. 3 Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. 4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. 5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. 7 Eran por todos unos doce hombres.
Hechos 22:6-16 6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.
11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. 12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. (En Hechos 9:17 “Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.)
14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.
En resumen, la iglesia apostólica hablaba del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de nuestros padres, que glorificó a su siervo, Jesús; el Dios que levantó a Jesús de los muertos. Jesús es él que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos, y ahora está a la diestra de Dios. Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y él anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. En el Pentecostés Pedro exclamó, “a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Mesías.” Estas declaraciones bíblicas son fáciles de comprender. Dios ha hecho a Jesús tanto Señor como Mesías. El hecho de que Dios lo levantó de los muertos lo confirma.
Que Yeshua, a quien Yahvé (Jehová) resucitó, es el ungido especial de Dios, es el corazón del mensaje de la iglesia primitiva. Todos los que aceptan esto son llamados a arrepentirse, hacerse bautizar en el nombre de Jesús y recibir de forma consciente el don del espíritu santo. El arrepentimiento, el bautismo en el nombre de Jesús y la recepción del espíritu santo, con las señales enumeradas en Hechos 2, 10 y 19, era la norma. Hacer esto nos da la esperanza viva con gozo inefable y lleno de gloria de que Pedro habla en su primera epístola.
Los discípulos no modificaron en absoluto la creencia judía en el Dios único y verdadero, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Más adelante en sus cartas lo describen como el Dios y padre de nuestro señor Jesucristo. Trabajemos y oremos por una restauración de este fundamento en toda la tierra.
¡Qué Dios te bendiga! Con gusto atenderé a cualquier duda o pregunta. Descubrir de nuevo estas creencias y prácticas básicas de la iglesia primitiva y proclamarlas con valor bien podría producir un avivamiento. Con la ayuda de Dios, estamos dispuestos a enseñar y predicar estas verdades dondequiera. Mi teléfono es (1) 619-368-3206. Mi correo electrónico:
wmcareyclark@gmail.com
Guillermo Carey Clark - Septiembre, 2016
Springfield, TN - USA
La oración de Jesús al Padre: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshua el mesías, a quien has enviado.” Juan 3,17
Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre... 1 Timoteo 2,5