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3 de febrero, 2014

2/3/2014

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Tiffany cuenta...

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Mi hijo Amari, con 8 años de edad tiene autismo. Aun cuando se desarrolla bien, sí lucha, o más bien luchaba con ataques de cólera, con trastorno de deficiencia de atención y con un nivel bajo de habilidades sociales y cognitivas. Tenía además problemas para defecar.

En junio de 2012 me hablaron de las bebidas de cacao con Gandoderma y de las cápsulas de ganoderma y excilium. Empecé a investigar sobre como estos suplementos benefician el cerebro y el cuerpo. 
Luego empecé a darlas a mi hijo. En la primera de estar tomando las bebidas de cacao, noté como le iban mermando de forma dramática los ataques de cólera. Estos productos ahora han hecho un impacto notable en toda la vida de mi hijo, en la parte académica, en sus habilidades sociales. Es más amable. Su estado de humor ha mejorado; saluda a la gente. Antes amanecía de muy mal humor, pero ahora se levanta alegre y lleno de vida. Esta hierba ha cambiado su vida y realmente creo que le ha llevado con su autismo a un nivel mejor. Creo firmemente en la eficacia de este producto. 

Tiffany me contó hace poco que en enero del año 2013 decidió dejar de darle el Ganoderma unos días para ver si realmente le beneficiaba. Después de 13 días insoportables le reanudó el consumo de producto y tanto él como ella dicen que nunca más quieren estar sin Ganoderma. ¡Ganoderma toda la vida! ¡Si señor!)

Tiffany es fundadora y CEO de Calling All Mothers (Una llamada a todas las madres). Para saber mas, haz Click aquí!

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    Cuando yo tenía 13 años, mi padre fue invitado a trabajar con la Sociedad Misionera Bautista de Los Ángeles. Ir de Pensil-vania a California fue un cambio enorme para mí. Al llegar allí fuimos alojados en un apartamento en el centro de LA que fue propiedad de la Sociedad. 

    Mi primer día en la escuela Hollenbeck, un chico un par de años mayor que yo provocó una pelea conmigo. Pertenecía a banda callejera y el y sus compinches me hicieron la vida imposible. Afortunadamente nos mudamos a Inglewood unos meses más tarde donde había un ambiente muchísimo mejor. Sin embargo, la experiencia de Hollenbeck me dejó lleno de odios y rencor.

    En un campamento de verano justo antes de entrar en la escuela secundaria, tuve un encuentro con el Señor Jesús que produjo un cambio radical en mi vida.  Con cuatro amigos que también habían tenido un encuentro con Dios, formamos un grupo cristiano en la Inglewood High School. Antes de graduarnos, el grupo había crecido a más de 350. 

    Comprendo ahora que esa experiencia cambió por completo el trayecto futuro de mi vida. En la universidad me uní a un grupo musical y pasé dos veranos en viajes misioneros en México y Guatemala. Véase la página biográfica.


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